Articulos de opinión

La película del mes

Le vamos a acabar dando un premio de mejor guionista al Dios u hombre que escribió el script del año 2020.

Yo, fan de las películas estadounidenses sobre adolescentes en apuros, me da la sensación de que en las últimas semanas estoy viviendo en una. Te cuento.

Estos largometrajes suelen comenzar con la puesta en escena, una breve introducción de los personajes principales y sus vidas, y explicando el ambiente, en este caso, imaginemos que estamos en una fiesta. Tras varias secuencias, el guionista te descubre el problema: un abusón pequeño y feo con baja autoestima que maltrata a los débiles porque necesita nutrirse de su energía para donarse de la importancia que cree que merece. Con el paso de las escenas, empezamos a ver cuál es el papel de cada uno de los actores, y es que nada es lo que parece. Sus roles evolucionan gradualmente conforme pasan los minutos y la primera impresión engaña que no veas: el guapo que no sabe hacer nada, el valiente que sale corriendo a la primera de cambio, el tímido que solo sabe seguir órdenes y, finalmente, un montón de impopulares (llamémosles «Los Losers») que no se conocen entre sí y tienen poca idea, pero mucho afán de enfrentarse al problema porque son los principales afectados.

Cuando la película comienza con la parte de acción, el guapo, el valiente y el tímido, llamados «El Grupito», creen tener las riendas de la situación y las mejores soluciones para vencer al abusón, y no escuchan las recomendaciones de los profesores y directores del instituto, por mucha experiencia que tengan. El Grupito decide qué hacer, que para eso es el más popular. Intenta negociar con el abusón, decirle que deje de tratar mal al resto de alumnos y le manchan el modelito de alcohol a ver si se pira de la fiesta. Pero el abusón es más fuerte y viene con un gran séquito de seguidores que no están dispuestos a irse hasta que se acaben el último cubata. En este punto de la película, el público siempre se desespera y reza para que aparezca un ángel todopoderoso que ayude a poner paz entre los compañeros de instituto.

Y, ¡tachán! aparece el ángel, pero no resulta como el público se espera: no es rubio, no vuela, ni tiene un halo en la cabeza, ni viene galopando en un unicornio. Resulta que los ángeles son, nada más y nada menos, Los Losers: un grupo heterogéneo (algunos hijos de una cajera de supermercado, otros de un policía o un médico o un barrendero), con pocos recursos económicos y la única arma de saber que en realidad, actuando juntos, son mucho más numerosos que El Grupito. En el momento batalla de la peli, los Losers realizan el primer ataque contra el abusón pero salen escaldados. Luego cambian de táctica, movidos por los consejos del Grupito, pero fallan de nuevo en su intento. Y finalmente, deciden escuchar a los profesores y directores del instituto y juntos conciben el siguiente plan: echar de la fiesta al abusón y cerrarle la puerta para que no entre nunca más, convencer a los miembros del séquito que se quedan de cubateo a que se conviertan en «buenos» y prometer tomar las medidas necesarias para que ningún abusón vuelva a entrar en una fiesta en el futuro.

El final de la película no te lo voy a contar pues, desgraciadamente, estás obligado a verla, pero te voy a destripar algo: el 99 por ciento de las veces acaba bien.

Juntos lo venceremos.

 

 

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